Cada moto EK, Empire Keeway, que rueda por Venezuela es sinónimo de calidad, durabilidad y funcionamiento óptimo. Seguimos procesos en todas las fases del ensamblaje, estandarizando la producción de cada modelo. El diseño moderno, estéticamente atractivo, y el eficiente ajuste de partes para salvaguardar contra riesgos al usuario cumplen con los protocolos de nuestra casa matriz: Keeway Motor Group.
“Proteger a nuestros usuarios es prioridad. Por eso, el acoplamiento preciso de nuestro sistema de seguridad desde los componentes más grandes hasta el último tornillo. Comenzando por el motor y la caja, hasta llegar a los pasadores y tornillos de las bases de motor, horquilla y neumáticos, los sistemas de freno delantero y trasero, el torque, el adecuado engrasado de los pasadores, los puntos de lubricación de las ruedas, el tren delantero… Cada pieza se une bajo el riguroso control de calidad que dicta desde China Keeway Motor Group”, sentencia Alirio Plaza, Gerente Ejecutivo de Comercialización.
Toda EK pasa a la siguiente estación de la cadena de montaje solo si supera los puntos de supervisión estratégicamente dispuestos en la línea de producción. Los inspectores velan por el correcto funcionamiento del sistema eléctrico; revisan componentes clave: faros, luces de stop, de cruce, el tacómetro y la bocina, entre otros.
Finalizado el proceso, un experimentado equipo de control de calidad toma el relevo. Revisa y evalúa exhaustivamente las motocicletas: una por una. Los técnicos hacen pruebas de carretera para garantizar el más alto estándar antes de entregar la moto para su distribución.
Plaza afirma confiado en el producto: “cada EK que llega a un concesionario tiene el sello de garantía que avala nuestra casa matriz Keeway Motor Group y la prueba más contundente de calidad es el tiempo. EK tiene más de 22 años de operaciones ininterrumpidas y ese mismo tiempo tienen nuestras motos rodando por las calles de nuestro país”.