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Buen Vecino, el programa de responsabilidad social de Empire Keeway, llegó al Centro Integral de Educación Inicial (CEIN) Charallave. El mes pasado, la ensambladora de motos más grande de Venezuela atendió el Centro de Evaluación de Niños con Dificultad de Aprendizaje (CENDA) Simón Bolívar – con el que comparte espacio – y esta vez fue el turno del también conocido como Preescolar de La Estrella. 

Docentes,representantes y niños esperaban con ansias el autobús EK. Los colaboradores y aliados de la compañía supervisaron la impermeabilización del techo del preescolar y con brochas, rodillos y cuñetes en mano, pintaron las áreas externas: 8 aulas y la Dirección. El plantel tiene una matrícula de 269 estudiantes: 156 niñas y 114 niños. 

Yaimelyt Ascanio, directora, describió la intervención de Buen Vecino en el CEIN como “una bendición”, una renovación que le hacía falta al plantel. La docente Wendy Wolkmar no podía creer que estaba llegando a la escuela donde da clases desde hace 8 años: “Estoy feliz. Si tú estás en un ambiente hermoso y bonito, te sientes agradado, en paz, recibes el aprendizaje de una mejor manera”, dijo.  

Para los voluntarios de Buen Vecino también fue una cita emotiva. Maglibel Guerra pintó los salones en los que estudió preescolar su hijo, quien ahora tiene 22 años de edad, “y eso me satisface muchísimo: nada más ver la cara de felicidad de los alumnos y de las maestras cuando se le hace cualquier cosa a la escuela, nosotros, con el programa Buen Vecino, para mí es de gran satisfacción.”  

Alirio Plaza dejó su oficina de Gerente Ejecutivo en la planta para irse a jugar con los niños que corrían descalzos entre un castillo inflable y un carrito de helados: “aquí lo que buscamos y lo que hacemos es retribuir a nuestros trabajadores y a la sociedad ese apoyo que hemos tenido durante tantos años como empresa”. Así terminó otro Buen Vecino. Hasta el próximo mes.

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